Esta mañana, justo cuando yo, el último pasajero, iba a salir del tren, he visto un libro olvidado en un asiento. Justo en el centro. Me he sorprendido y he pensado que, al igual que me ha pasado a mí, alguien iba a lamentar esa pérdida tan valiosa.
Para mí un libro es algo más que vestir una estantería. Es deslizar la imaginación por otros mundos. En mis trayectos al trabajo he construido catedrales en Kingsbridge y en Barcelona, he hecho el amor, he presenciado a necios conjurarse, he viajado a la Alhambra, he descubierto sombras en el viento, he visto gatos nazis persiguiendo a ratones judíos en campos de concentración, he conocido a la Eva Futura, me he instalado a vivir en Brooklin por un tiempo,…
Siempre me acompaña algún libro. Y hoy, alguien me ha regalado su lectura. Alguien anónimo que, sin embargo, quería que yo lo encontrase. He sido obsequiado con una muestra de BookCrossing. A ti, desconocido amigo, gracias. Acepto el honor de ser uno más en esta cadena y prometo no defraudarte.
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