viernes, 26 de diciembre de 2008

¡Qué gran peli!









La Ola, "Die Welle" en su versión original, narra la experiencia de unos chicos de instituto que deciden recrear un régimen autocrático en su clase. Sobre el supuesto inicial de que un régimen dictatorial sería imposible hoy, esta muchachada contempla como su propio experimento se les escapa de las manos.




Lo mejor de esta película es, sin lugar a dudas, la verosimilitud de la historia. No necesita grandes dosis de violencia o asesinatos para enseñarnos que, en el contexto adecuado, el ser humano puede quedar subyugado y sometido al totalitarismo. Se trata de chicos y chicas absolutamente normales que creen encontrar en la disciplina de grupo y en la persecución de un ideal común la satisfacción plena de sus sueños. Él líder, el que acepta pasivamente las imposiciones del resto, la que es marginada por no aceptarlo, el que cree encontrar en la Ola un lugar en el que ser valorado, el fanático,... Una película, no sólo interesante, sino también pedagógica.

domingo, 14 de diciembre de 2008

España sigue en el furgón de cola de la OCDE en cuanto a educacíon se refiere



Hace días que no oigo ninguna noticia relacionada con agresiones a profesores o bares que invitan a cubata por suspenso. En cualquier caso, es un asunto de demasiada importancia para tratarlo sólo cuando la actualidad informativa decide que el acoso al que sometieron unos brutales compañeros de clase a un niño merece aparecer en portada.
y es que en cuanto a educación se refiere, la cosa no va a mejor. Tras 30 años de democracia, la derecha no tiene interés en que la educación de calidad esté al alcance de todos, y la izquierda ha tenido una actidud demasiado buenista en relación a aquellos alumnos que, simplemente, actúan como orangutanes (en celo) en las aulas.
Paralelamente, la educación y, particularmente la pública, ha quedado desprestigiada. En mis tiempos, si el profesor te reñía es que algo habías hecho. A nadie se le ocurría cuestionar la autoridad del docente y, encima, que tu padre increpara al profesor. Hoy en día hay consenso en que eso no es tanto así. Algunos padres creen que a los hijos se les educa en el colegio, no en casa. Y esa dejadez de las responsabilidades es lo que más daño a hecho a la educación de los más jóvenes. Asimismo, la educación pública es para algunos el destino de los estudiantes de las capas sociales menos pudientes, así como de inmigrantes analfabetos (además de probres, claro). La consigna es, por tanto, márchate si puedes.
En educación nos jugamos LA MAYOR PARTE del futuro de nuestra sociedad. En Finlandia, el mejor sistema educativo del mundo, los profesores tienen la consideración de autoridad pública en las aulas, y el peso de la educación pública es apabullante. ¿Por qué? Es sencillo: porque es buena y no tiene los defectos que antes he apuntado.
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*Aprovecho para poner una viñeta de Forges publicada en El País. Lo cierto es que me pareció un ejemplo excelente de la patética actitud de algunos (demasiados) padres. ¡ Que triste! Y pensar en todo lo que yo debo a mis profesores...

lunes, 1 de diciembre de 2008

Y pensar que estos borregos y tú tenéis el mismo ADN




¡No me lo puedo creer! Una estampida de consumidores ávidos de rebajas mata a pisotones a un empleado de Wall Mart. ¿Consumidores? No, delincuentes animales. Me recuerda a los rebaños de ñúes en el Serenguetti que, una vez que uno comienza a pasar el río, van todos detrás. Y da igual a quien pisoteen o si los cocodrilos se pegan un festín con uno de cada cien. Lo que importa es reventar las puertas y seguir a la manada. Aunque estemos en crisis y vayamos al matadero de tu nómina, o sea, un centro comercial.
Aquí tenemos dos una versión más pacífica: la tipa esa que cada temporada de rebajas aparece a las puertas de un conocido centro comercial de Madrid. Y saluda a la cámara y todo. Que orgullo verla. ¡Póngase a trabajar, coño!

Metáfora de los tiempos actuales, la noticia, aparte de triste, dice muy poco de las personas que estaban allí congregadas para gastarse su, probablemente, ajustado salario. Quizá les pasa como a la bolsas, que suben y bajan al unísono y sin una explicación racional. Eso sí, dejan detrás un reguero de despidos, espirales de precios y muerte por hambre. Males que se ceban en los más débiles, como le pasaba al pobre empleado que estaba a la puerta del hipermecado sin saber lo que le esperaba. Ojalá que ninguno de estos botarates (ahora también homicidas) tenga responsabilidad alguna ni tome decisiones importantes por ninguno de nosotros. Aunque con esas similitudes entre la moderna economía y los borregos, igual son brokers de la bolsa de New York, directivos de banca en apuros o de empresa automovilística. Tiemblo sólo de pensarlo.