domingo, 9 de septiembre de 2007

La cara oculta de los biocombustibles

Mucho se habla estos días de los biocombustibles: a favor, la menor dependencia de las importaciones de petróleo de países inestables, su menor contribución al calentamiento global y una alternativa a los cultivos tradicionales para las agriculturas de los países desarrollados.

Pero, ¿hay algo más detrás de los biocombustibles? Es extraña la rapidez con la que este discurso se ha difundido, tanto entre las altas esferas como a pie de calle.
Hay poderosos grupos económicos detrás de esta industria. En primer lugar, las grandes petroleras, que ven en los cultivos de maíz, caña de azúcar,… una alternativa menos arriesgada a la extracción de crudo de los pozos petroleros de oriente medio.
Pero no se nos explica que es mentira que la extracción de etanos o biodiésel no es en modo alguna inocua para el medio ambiente. Cierto, es menos mala que quemar petróleo, pero sigue generando aportaciones adicionales de CO2 a la atmósfera. Primera conclusión: lo que hay que hacer es promocionar el transporte sostenible, y menos el coche privado, independientemente de que utilice biocombustibles.

Segundo: si pretendemos sustituir el petróleo que consumimos, deberemos ampliar en decenas de millones de hectáreas las tierras de cultivo, con lo que, si no se pone remedio, deforestaremos aún más nuestro pobre planeta. Segunda conclusión: pretendiendo mejorar el medio ambiente, podemos contribuir aún más a su empeoramiento.

En último lugar, el aumento de la demanda de las materias primas para los biocombustibles, como los cereales, ha provocado el aumento de precios de estos productos y sus derivados. Consecuencia: el pan, la carne (pues el ganado se alimenta de pienso) y otros productos básicos se encarecen. Como profesional de la alimentación os puedo asegurar que a partir de este otoño habrá subidas en estos alimentos. A esto hay que añadir la especulación que ha acompañado los rumores de aumentos de precios, reforzando este proceso. En nuestro país, esto supone gastarse unos 10 euros más en la cesta de la compra. Pero en países pobres, como México, millones de personas deberán renunciar a parte de los alimentos que ingieren.
Tercera conclusión: el auge de los biocombustibles no debe ir en detrimento de la provisión de otros artículos básicos, como los alimentos.

Único consejo: de momento, reducir el consumo de combustibles, todos y cada uno de nosotros. Como ciudadanos, es nuestro deber implicarnos es ello y exigir a nuestros políticos pasos decididos en este sentido.

1 comentario:

TAM dijo...

Marcos,

me parece que has resumido perfectamente el "lado oscuro" de los biocombustibles una moda con muchos inconvenientes, y como bien dices la auténtica alternativa al petroleo no son los biocombustibles sino el transporte público. El problema es que entre los intereses del lobby petrolero-automobilistico y la desidia ciudadana por el medio ambiente no creo que las cosas mejoren mucho...y mientras tanto la leche ha subido un 12% en un año como consecuencia del aumento de precios de los cereales con los que se alimenta a las vacas, poca broma.