A algunos les parece mejor contratar a un deportista rico para presentar una campaña comercial. En cambio, se quejan de que hacer aparecer una persona anoréxica y llamar la atención sobre ello es,…¡Una campaña comercial!
Pues yo, prefiero lo segundo. En primer lugar, porque llama la atención sobre el problema. De un modo superficial, sí, pero se hace eco de ello, promoviendo nuestra reflexión. Los ciudadanos deberíamos exigir a las empresas una mayor y más sincera implicación en los problemas de las sociedades a las que sirven. Y, en segundo lugar, porque si tengo que elegir entre apoyar mi imagen pagando a un tipo forrado o que se hable de los trastornos alimentarios que sufren millones de personas, empezando por Isabelle Caro, la modelo, me quedo con lo segundo. Y al que no le guste, que no lo compre, ¿estamos?
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