domingo, 23 de septiembre de 2007

Una oportunidad para África


África sigue olvidada en el panorama político internacional. El SIDA ha diezmado familias enteras y en algunos países, más del 30% de la población (han leído bien, treinta. En Swazilandia llega al 39%) está infectada. Eso significa que si no disponen de fármacos, lo cual es más que probable, millones de familias e individuos se disponen a una muerte segura. Es muy fácil encontrar niños de menos de 10 años que sobreviven solos porque sus padres murieron de SIDA. Y ellos recibieron el virus de sus padres, claro. ¿Qué futuro les espera?

Otro problema fundamental es la inestabilidad crónica de amplias zonas del continente. Señores de la guerra, ausencia de un estado que asegure, al menos, el imperio de la ley, tráfico de materias primas para financiar la compra de armas, desplazamiento de refugiados, genocidio en Darfur,… La lista es interminable.

Y para colmo, un periodo de sequías y malas cosechas, para una población que se dedica eminentemente a la agricultura. Resultado: en algunos países africanos la esperanza de vida es hoy menor que hace 20 años.

Las soluciones son complejas, y aparte del encomiable esfuerzo de las ONG, lo que necesita África es algo más que paños calientes. Necesita POLÍTICA con mayúsculas. Estabilidad política, imperio de la ley y estados fuertes y democráticos, cuya gestión se pueda auditar por organismos internacionales independientes. Y, aunque se me acuse de paternalista, con ejércitos y dinero de nuestros países, si es preciso. Para proteger a la población.
Los gobiernos africanos deben reconocer que el VIH causa millones de muertes en su país, y deben informar a su población de los medios para protegerse. ¿Absurdo? En Sudáfrica país relativamente moderno, el gobierno de Thabo Mbeki cuestionaba esta versión hasta hace poco.
África necesita del apoyo de occidente para ello. Una OPORTUNIDAD PARA ÁFRICA significa poder exportar de manera legal aquellas materias primas y productos en los que el continente es abundante, y financiar así el desarrollo de sus economías. Y lo debe hacer con adultos sanos que puedan criar a sus hijos y trabajar para que estos vayan al colegio en ausencia de guerras.

A occidente le interesa ello. En primer lugar, porque la ausencia de un futuro para Afrecha es la causa de las tristes imágenes de los cayucos. En segundo lugar, porque África tiene mucho que ofrecer en términos agrícolas, ganaderos, industriales,… y en tercer lugar, porque no es justo que en este siglo la gente siga padeciendo calamidades como estas, ¡hostia!

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