lunes, 21 de abril de 2008

¡A la cocina y con la pata quebrada!

¡Así querrían algunos tener a las mujeres! Todavía no entiendo como es que quedan muestras de sexismo tan rancio y trasnochado en España (bueno, sí lo entiendo). Por primera vez tenemos una ministra de defensa y, además, está embarazada. A mi no me sorprende en absoluto. Profesora universitaria, preparada, antigua ministra de vivienda, ex vicepresidenta del Congreso, Carme Chacón exhibe un currículum envidiable para hacerse con ese ministerio o con lo que haga falta. Sin embargo, he detectado en determinados medios comentarios más propios de la España de la posguerra que del SXXI. Lo que les jode a algunos es que sea catalana, mujer y preñada. Hay que ser fascista para valorar por ese rasero a un ministro. Supongo que a nadie molesta que los ministros hombres y sus mujeres tengan hijos y que, como padres amantes, dediquen parte de su tiempo a criarlos. Tampoco recuerdo que a ningún ministro de defensa se le criticase por no provenir de la carrera militar. De hecho, desde Narcís Serra, ninguno lo ha hecho. Bueno, pues a la nueva ministra sí. ¡Que hijos de puta! Y lo peor es que alguna mujer de mi entorno pica con ese argumento.

Otro caso curioso ha sido el de Soraya Sáenz de Santamaría, la nueva portavoz del PP en el Congreso. Un coco, con la cabeza perfectamente amueblada, con capacidad de gestión demostrada, leal a su partido, con una trayectoria impecable, con discurso propio y con habilidad para negociar. Bueno, pues algunos la han rajado hasta dentro de su propio partido. Que si le falta el colmillo,... hasta Cascos se refirió a ella como "novicia y catecúmena". Todavía me sorprendo de compartir el mismo país que ciertos personajes sacados de una novela sobre la Inquisición española.

1 comentario:

TAM dijo...

En referencia al listado de aptitudes de Chacón se te ha olvidado una muy importante para el cargo de ministra de defensa: habla inglés, algo muy importante en un cargo que no deja de ser una especie de segundo ministro de exteriores dado que hoy es imposible entender la labor del ejercito si no es en el contexto de la estrecha colaboración con los ejercitos de otros paises.

Y por cierto, Narcís Serra ni siquiera había hecho la mili y eso no le impidió ser, por ahora, el mejor ministro de defensa de la democracia