Leo en un titular “FADESA recrimina a Solbes su falta de apoyo a la vivienda”. Cuando dicen esto, en realidad quieren decir, “FADESA quiere que todos los españoles asumamos sus pérdidas”.
Los que nos han ido encasquetando cuchitriles a 300.000 euros iban diciendo hace años que el gobierno no debía meter las narices en sus asuntos. Aparecían en las listas de las mayores fortunas del mundo, se relacionaban con la alta aristocracia empresarial española y nos daban lecciones sobre el funcionamiento del mercado y de cómo tener éxito en los negocios (y en la vida). Ahora las tornas han cambiado. Ya no pueden pegar los pelotazos de hace cuatro o cinco años. Tienen cientos de pisos sin vender y créditos por pagar. Ya no les llaman al teléfono solicitándoles entrevistas, se acabó lo del yate, el cochazo o la mansión. Pero eso sí, aún tienen la caradura de pedir a los gobiernos (es decir, a todos nosotros) ayuda para evitar la quiebra de sus empresas. Cuándo sus beneficios eran fabulosos, ¿ Nos ayudaron ellos bajando el precio de la vivienda?
Lo mismo sucede con la banca. Ejecutivos con salarios de seis dígitos para arriba pidiendo ayuda al Banco Central Europeo o al gobierno. ¿Cuánto nos ayudaron cuando sus beneficios crecían veinte veces más que los salarios?
Podríamos decir incluso lo mismo de Afinsa. Mientras sus intereses eran superiores, ¿en cuanto nos ayudaron? ¿Por qué ahora piden que los demás paguemos el pato?
Eso de socializar las pérdidas (y privatizar las ganancias), que es así como se llama, se tiene que acabar. Para ellos es muy fácil pedirlo. Y, por otro lado, el ciudadano no tiene la percepción de que con sus impuestos o con los recursos de todos se ayuda a negocios privados que han sido gestionados de modo demasiado arriesgado, cuando no se trata de robo. Si un banco quiere dinero del Banco Central para enjugar deudas, entonces el Banco Central deberá convertirse en accionista de la entidad. Así de claro. Amplíe capital y yo entraré, pero como un propietario más y con una ley que regule que tipo de presencia que puedo ejercer. Y, por supuesto, despidiendo a los fantásticos gestores que lo han llevado a la ruina.
Los que nos han ido encasquetando cuchitriles a 300.000 euros iban diciendo hace años que el gobierno no debía meter las narices en sus asuntos. Aparecían en las listas de las mayores fortunas del mundo, se relacionaban con la alta aristocracia empresarial española y nos daban lecciones sobre el funcionamiento del mercado y de cómo tener éxito en los negocios (y en la vida). Ahora las tornas han cambiado. Ya no pueden pegar los pelotazos de hace cuatro o cinco años. Tienen cientos de pisos sin vender y créditos por pagar. Ya no les llaman al teléfono solicitándoles entrevistas, se acabó lo del yate, el cochazo o la mansión. Pero eso sí, aún tienen la caradura de pedir a los gobiernos (es decir, a todos nosotros) ayuda para evitar la quiebra de sus empresas. Cuándo sus beneficios eran fabulosos, ¿ Nos ayudaron ellos bajando el precio de la vivienda?
Lo mismo sucede con la banca. Ejecutivos con salarios de seis dígitos para arriba pidiendo ayuda al Banco Central Europeo o al gobierno. ¿Cuánto nos ayudaron cuando sus beneficios crecían veinte veces más que los salarios?
Podríamos decir incluso lo mismo de Afinsa. Mientras sus intereses eran superiores, ¿en cuanto nos ayudaron? ¿Por qué ahora piden que los demás paguemos el pato?
Eso de socializar las pérdidas (y privatizar las ganancias), que es así como se llama, se tiene que acabar. Para ellos es muy fácil pedirlo. Y, por otro lado, el ciudadano no tiene la percepción de que con sus impuestos o con los recursos de todos se ayuda a negocios privados que han sido gestionados de modo demasiado arriesgado, cuando no se trata de robo. Si un banco quiere dinero del Banco Central para enjugar deudas, entonces el Banco Central deberá convertirse en accionista de la entidad. Así de claro. Amplíe capital y yo entraré, pero como un propietario más y con una ley que regule que tipo de presencia que puedo ejercer. Y, por supuesto, despidiendo a los fantásticos gestores que lo han llevado a la ruina.
2 comentarios:
Cuanta, cuanta, cuanta razón. Lo que denuncias es una de las características más escandalosas del capitalismo actual: cuando todo les va bien son muy neoliberales pero cuando la situación pinta bastos entonces se convierten de la noche a la mañana en "socialistas" que exigen ayudas públicas.
Creo que en este sentido el gobierno lo está haciendo bien: está dispuesto a ayudar a los promotores a cambio de que sus promociones pasen a ser de protección oficial. Pero hay que estar alerta ante lo que estos piratas nos intenten colar.
¡Denuncia pública de estos caraduras! GRacias DAni, tu nunca fallas.
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