Estos días estoy viendo los disturbios en Bolivia. Veamos, Evo Morales ganó hace poco un referéndum por avasalladora mayoría. Eso supuso un espaldarazo a su proyecto de reforma constitucional. Reforma con la que, personalmente, no estoy demasiado de acuerdo (el populismo indigenista que tanto se ha puesto de moda me parece una construcción poco consistente, pero ese no es el tema), pero debo reconocer que tiene toda la legitimidad para hacerlo.
Esa reforma tiene por objetivo el aumentar el control estatal sobre los recursos económicos del país, que hasta ahora solían engrosar las cuentas de resultados de una pequeña oligarquía y algunas multinacionales USA. No me extraña que los representantes de esa oligarquía monten en cólera. El pretexto parece ser la demanda de autonomía de esas provincias, un eufemismo para referirse a que quieren seguir siendo ellos los únicos que corten el bacalao. Por si no lo sabéis, son esas provincias rebeldes las más ricas e hidrocarburos del país.
¿Y cómo demuestran su oposición? Pues de la forma más rastrera posible: fíjense en quienes provocan los disturbuios: delincuentes sacados del lumpenproletariado más absoluto. Es decir, la ecuación es la siguiente:
Escoria social dispuesta a venderse+ palos y porras + oligarquía + intereses USA + dinero + pretexto autonomista,
Da como resultado el surguimiento de grupos fascistas y paramilitares que pretenden poner en jaque el gobierno de Evo Morales. Imagínese, un homeless protestando a palos porque el gobierno va a nacionalizar las petroleras. Más cabreante que un burgués fascista es un desheredado fascista a sueldo del primero. No hay más que verlos, parece que sean ellos los propietarios del petróleo Boliviano. Y todo por un miserable puñado de dólares. Espero que el peso de la ley y el Estado Boliviano, legítimamente gobernado por Evo Morales detengan esta insurrección. ¡Manos fuera de Bolivia!
2 comentarios:
Evo Morales no es tampoco santo de mi devoción pero después de que los indigenas hayan soportado un apartheid de 500 años, apaleados por la minoría criolla, puedo entender sus ganas de reafirmación indigena.
En cuanto a lo que explicas es un ejemplo clásico del concepto de país que tienen las oligarquias latinoamericanas y los USA. Estas oligarquias nunca han tenido fe en sus paises y en sus gentes, solo buscan exprimir las riquezas naturales, explotar al pueblo y evadir las ganancias a alguna cuenta suiza. Y Estados Unidos encantado en participar del saqueo y de que nadie le haga sombra en América. Triste pero cierto
Pues sí. Hoy escuchaba en la radio que ya no hay revoluciones. Aparte de repetir que no es mi modelo y que el MAS se cree que la visión indigenista hará que las empresas nacionalizadas produzcan solas y de manera eficiente, tengo que aplaudir que, por fin, un pueblo oprimido se levante pacíficamente. Si les sale bien o mal, será su responsabilidad, pero suya y de nadie más (incluído el berraco de Chávez).
Ah, lo de las oligarquías que no creen en su país también pasa muuuuuuuuyyy cerca de aquí ¿o no?
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