domingo, 27 de septiembre de 2009

Subida de impuestos inoportuna







Ya se ha anunciado la subida de impuestos. Al menos, no se podrá decir que este gobierno no tiene huevos de tomar decisiones impopulares como:



1. Retirar la deducción de 400 Eur en el IRPF.

2. Subida de 2 dos puntos del IVA general (del 16 al 18%), del 7 al 8% en el IVA reducido y, eso sí, sin tocar el superreducido del 4%. Éste último no varía, de cara a no perjudicar a las clases más desfavorecidas. El mecanismo es simple: si los pobres gastan más en leche, pan o huevos, no pagarán más impuestos.

3. Aumentar la tributación del capital: esta es la medida que sí afecta claramente más a los ricos, aunque su repercusión presupuestaria será muy pequeña.

Los efectos de esta reforma se dividen en dos: los economómicos y los políticos. En cuanto a los primeros, temo que esta subida sea inoportuna. Estoy seguro de que en el consejo de Ministros y en el PSOE se cree en un potente Estado de Bienestar para España. No nos engañemos, para tener servicios daneses necesitamos pagar impuestos daneses. Si alguien defiende lo contrario no tiene más que mirar a los países de su alrededor. Como además, la inflación es baja, pues aumentar el IVA tendrá efectos moderados sobre los precios. De la misma manera, el equipo econocómico del primer partido de la izquierda en España está dominado por una visión muy moderada y claramente a la derecha de la socialdemocracia. Tanto es así que ha sido el gobierno del PSOE el que ha eliminado el Impuesto del Patrimonio. Una figura fiscal que, si bien recaudada unos escasos 1800 millones, era claramente progresiva. No debería haberse suprimido nunca.

Esta paradoja se plasma en que durante los años de gobierno Zapatero ha habido claras reformas sociales en ámbitos tan diversos como el matrimonio, la dependencia o, más recientemente, el aborto. Sin embargo, la política fiscal nunca ha sido valiente (es decir, recaudar y gastar más) y se puede decir las reformas que no han supuesto gastar más lo han tenido más fácil.

Ahora nos encontramos con la necesidad de mantener o mejorar las prestaciones sociales (Zapatero ha mejorado incluso la asistencia a los parados, por ejemplo) y, a la vez, cubrir un déficit presupuestario mucho mayor de lo que el gobierno esperada. Conclusión, aumentemos el ingreso porque las partidas del gasto están comprometidas. Eso puede cuadrar las cuentas del gobierno, pero puede dificultar la salida de la crisis que, tratándose de un ciclo económico, debería llegar para finales del año que viene (trimestre arriba, trimestre abajo), cuando estas medidas estén en vigor. Mi opinión es que el Estado debería seguir gastando más de lo que ingresa, pues a largo plazo, ese esfuerzo se verá recompensado con una mayor actividad económica y, por tanto, más impuestos. Lo importante para este gobierno es que de cara a las próximas elecciones hayamos salido con fuerza de la recesión.

Políticamente, además, va a ser difícil vender a la sociedad española estas medidas. No sólo porque a nadie le guste rascarse el bolsillo, sino también porque en la coyuntura actual esto es un jarro de agua fría. El PP lo tiene claro, aunque nunca se atreverá a concretar su reducción del gasto público. Pero tengo que deplorar que el mismo gobierno que derogó el Impuesto de Patrimonio suba ahora figuras tributarias menos progresivas. Paro y subida de impuestos, un cóctel que ZP podría pagar muy caro.

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